Elegit nos in ipso ante mundi constitutionem..., nos
eligió el Señor antes de la constitución del mundo. Y Dios no se arrepiente de
las elecciones que hace. Esta es la esperanza y la seguridad de nuestra perseverancia
a lo largo del camino, en medio de las tentaciones o dificultades que hayamos
de padecer. El Señor es siempre fiel, y tendremos cada día la gracia necesaria
para mantener nosotros esta fidelidad.
«Nuestro Señor –enseña San Francisco de Sales– tiene un
continuo cuidado de los pasos de sus hijos, es decir, de aquellos que poseen la
caridad, haciéndoles caminar delante de Él, tendiéndoles la mano en las
dificultades. Así lo declaró por Isaías: Soy tu Dios, que te toma de la mano
y te dice: No temas, Yo te ayudaré (Is 41, 13). De modo que, además
de mucho ánimo, debemos tener suma confianza en Dios y en su auxilio, pues, si
no faltamos a la gracia, Él concluirá en nosotros la buena obra de nuestra
salvación, que ha comenzado»
San Francisco de Sales, Tratado
del amor de Dios, III, 4.
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